22 octubre 2024

No es el mejor ni el peor. No es el primero ni el último. No es el más goleador ni el más vulnerado. Pero si hay una aseveración posible de Huracán es que es el equipo más imprevisible del torneo de Primera División. Sin coherencia en el armado del plantel, carente de una idea de juego y lejos de la regularidad, se presenta semana tras semana para hacer de todo análisis previo una bala de la ruleta rusa. Además de la ausencia cabal de planificación, la ciclotimia es la gran premisa del elenco dirigido por Néstor Apuzzo, que hasta cambia rotundamente incluso durante el desarrollo de los partidos.

En Misiones, ante el que parece ser su gran rival en la lucha por no descender, el Globo desnudó la peor versión propia: desordenado, impreciso, abatido. Crucero del Norte, que hasta el comienzo del duelo tenía un promedio de gol de 0,83 por partido, le marcó dos tantos en 24 minutos. La lesión de Marcos Díaz, emblema y figura de los de Parque Patricios, ennegreció el panorama y la realidad parecía sentenciada en tiempo récord. Ya en la segunda mitad, el golazo en contra de Carlos Arano (¿cuántas veces la habrá clavado en el ángulo con tanta potencia?) no dejó lugar a dudas: era la peor presentación del campeonato, nivel paupérrimo y goleada ante un adversario directo. Mención especial para el lateral izquierdo, que hizo lo humanamente posible para recibir una diatriba de su rendimiento hasta el día de su retiro.

Para sorpresa de propios y ajenos, el visitante descontó. A los 32 del complemento, se invirtió la fórmula quemera preferida y Ramón Ábila asistió a Cristian Espinoza. La primera conversión del delantero juvenil en la máxima categoría del fútbol local fue con su pierna menos hábil, si es que tiene tal. El cordobés, por su parte, fue partícipe sin rubricar tantos, algo tan llamativo como necesario para el equipo con menos remates al arco del certamen. A falta de cinco minutos, la defensa del Colectivero entró en modo Huracán, concedió espacios por ambas bandas y tibieza en el área. Torassa, primero, y Espinoza, después, decoraron un resultado tan celebrado como desligado del trámite. Debió ser derrota, fue empate y se festejó con aires de triunfo. La remontada es y será funcional a las cerradas explicaciones de los protagonistas, pero que el árbol no tape el bosque: el punto fue un premio consuelo.


Dejanos tu comentario:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.