Huracán perdía 3-0 en su casa ante Sportivo Belgrano, el peor del torneo, cuando el partido fue suspendido por incidentes en las tribunas. La gente explotó ante un equipo sin alma ni corazón, un técnico que se tendría que haber ido hace tiempo y una dirigencia inoperante que nunca tomó cartas en el asunto. Kudelka renunció. La Policía reprimió. Fue el peor día de la historia del club.
Foto: Daniel Méndez
De un día de festejo a uno de lamentos. En Huracán, cuando parece que las cosas no pueden estar peor, la realidad te demuestra lo contrario. Kudelka no renunció pese a que dirigentes y jugadores no lo querían. Soportó durante la semana y llegó al sábado todavía como director técnico. ¿En qué cabeza cabe que una persona conserve su trabajo en esas condiciones? En las de los directivos, que optaron por no pagar la rescisión de contrato. Así dadas las cosas, el ahora ex entrenador propuso seis cambios y otro esquema para enfrentar al último de la tabla, que hasta ayer había conseguido un punto en siete partidos jugados como visitante.
A los nueve minutos, el Globo tuvo su gran chance. Penal sobre Cristian Espinoza, el más voluntarioso, que Gonzalo Martínez se encargó de ejecutar. Tras aquel antecedente ante All Boys, Patricio Toranzo no quiso hacerse responsable del disparo. Pity la quiso poner en el ángulo, la pelota impactó en la reja que separa al campo de la popular. El local desperdició lo que hubiera sido la apertura del marcador y la pauta para otro desenlace de la tarde. Pocos minutos después, Sportivo Belgrano capitalizó un contraataque: centro de Dolci y cabezazo de Coniglio. Del uno a cero al 0-1 en menos de media hora.
En desventaja, el equipo demostró, una vez más, su fragilidad emocional y carencia de juego. Sin ideas para buscar el empate, sin coraje para llevarse puesto al rival. Podría esperarse del conjunto cordobés que se encierre en el fondo y defienda su primera victoria fuera de San Francisco en la temporada, pero no. A los 40, una corrida de Danguise por la banda derecha culminó en un mal pase que interceptó Zaragoza, pero Francia le ganó la posición y avanzó; el 10 lanzó un mal centro para Álvarez Suárez, pero otra vez falló Huracán: Toranzo no cabeceó, marcó ni siguió al balón y Giordano caminó el área como un amateur. El hombre de la visita solo tuvo que empujarla.
El clima no era el mejor y, a esa altura, ya se podía afirmar que era el peor cumpleaños de la historia. Sin embargo, en Huracán, siempre se puede caer más bajo. Tras la detención del partido por algunos minutos -muchas personas se subieron al alambrado de la tribuna Bonavena, el árbitro Darío Herrera debió decir basta en ese momento-, el conjunto visitante marcó el tercer gol. Francia, que siempre patea los tiros libres al primer palo, aprovechó una barrera mal armada y que el arquero quemero estaba muy mal ubicado para marcar el tercer tanto de los cordobeses y desatar la locura.
Gente colgada en los alambrados, corridas en todas las tribunas, intentos de entrar al campo de juego. La Policía pecó no solo de ineficiente -treinta efectivos permanecieron en el círculo central sin hacer nada durante largos minutos- sino también de cómplice: hizo vista gorda de la reja abierta entre popular y platea Miravé, que permitió el acceso de los violentos a tal sector. El partido se suspendió. Se desconoce cuándo se jugarán los minutos restantes. El día que se complete, Huracán tendrá otro técnico en el banco, Frank Kudelka renunció a su cargo. La tabla muestra al Globo último en la tabla y prácticamente sin chances de ascenso. Asoma un futuro negro en una categoría odiosa, una pesadilla que parece no tener fin.
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