Huracán cayó por octava vez en el torneo y las miradas quemeras ya apuntan directamente a la tabla de los promedios. La situación es más que delicada, el riesgo de descender a la B Metropolitana es real y el equipo continúa sin poder salir del pozo. Hoy, si bien fue superior a su rival, Independiente Rivadavia, bastó con que le llegaran una vez para que le conviertan. De los últimos 15 puntos, el Globo cosechó solo 2. Finalizado el encuentro, hubo incidentes.
Se juega mal, se pierde. Se juega más o menos, se pierde. Se juega bien, se pierde. La situación es alarmante. El momento que atraviesa el club es el más complicado de la historia. Hay grandes probabilidades de descender a la Primera B Metropolitana, y esto no es un comentario negativo, tampoco es ser pájaro de mal agüero, es la triste realidad. Esta mañana, Huracán fue decididamente el equipo protagonista del partido, y el merecedor de los tres puntos. Pero los merecimientos no suman en ninguna de las tablas, ni la de posiciones ni la de promedios. Una nueva derrota, ante un rival directo, hundió aún más al Globo en el último lugar del torneo.
Desde el inicio, el Globo fue el equipo que se adueño del balón. De la mano de un Villarruel armador, un Mancinelli seguro en el fondo y un Milano con propuestas de mitad de cancha hacia adelante, se transformó rápidamente en el líder del partido. Varios jugadores tuvieron un rendimiento aceptable, y mejor que en las últimas fechas. La vuelta de Danelón fue positiva y Barrales tuvo su mejor partido hasta el momento. Independiente Rivadavia se plantó decididamente atrás, dejando toda la responsabilidad ofensiva a sus delanteros, queriendo aprovechar la potencia de Píriz Alves y la velocidad de Gómez.
Durante esa primera mitad, si bien protagonista del partido, a Huracán le costó llegar con claridad. Por uno u otro motivo, siempre le faltó afinar el último trazo de la jugada. O Milano arrancaba muy atrás, lo que complicaba que llegáse al área con peligro de gol, o Barrales recibía la pelota de espaldas al arco. La robusta y corpulenta defensa de la «Lepra» mendocina fue una pared difícil de escalar para los jugadores quemeros. Tal es así que la más clara fue de pelota parada: Milano estrelló un tiro libre en el travesaño. En la última línea, el único malestar llegaba desde la izquierda. Gómez le ganó varias veces la espalda a Minici, aunque no llevó riesgo al arco de Islas. Píriz Alves se vio anulado por un Mancinelli que volvió a demostrar que la posición en la que debe jugar es en la de central.
Ya en el complemento, el volumen de juego disminuyó. Con un Martínez totalmente desconectado del partido, la generación dependía únicamente de Villarruel. Sino, se recurría al pelotazo a Barrales, que aún así bajó muchas pelotas a Milano y Busse. El Globo se fue desinflando y el partido se tornó algo aburrido. A los 12 minutos, en un contraataque de Independiente Rivadavia, Gómez recibió la pelota por la banda izquiera del Globo y se encontró con mucho espacio libre, ya que Minici volvía por el medio y descuidó su sector. Sin marca alguna, el delantero lanzó un certero centro a la cabeza de un jugador que había sonado fuerte para llegar a Huracán en el último receso, Víctor Píriz Alves. El uruguayo se le escapó por única vez en todo el partido a Mancinelli y la envió al fondo de la red. Casi sistemáticamente, la silbatina y los insultos empezaron a bajar al por mayor desde las tribunas.
Durante el tiempo restante del partido, poco más de media hora, Huracán buscó llegar al empate de cualquier forma. Con el correr de los minutos, el Globo comenzó a abusar del pelotazo. Sin embargo, no pateaba al arco. Los ingresos de Defederico, Oviedo y Bustos renovaron el aire pero no cambiaron la forma de jugar. Fue recién a quince minutos del final que, ante la barrera defensiva impuesta por el rival, comenzaron los tiros de media distancia. Probó Barrientos, lejos. Probó Bustos, cerca. Dos jugadas de Martínez, que tuvo apariciones muy esporádicas en la segunda mitad, terminaron en remates dentro del área de Villarruel y Busse, pero tampoco pudieron quebrar el cero mendocino.
El final es figurita repetida. Malestar, angustia, desazón, tristeza, insultos, silbidos. Esta vez, además, se le sumaron problemas con la policía. Es que hubo intentos de varios «hinchas» que estaban en la popular de pasar hacia la platea Alcorta para ir en busca de los dirigentes y encarar también hacia el vestuario de los jugadores. A la salida, volaron piedras y hubo golpes de puño. El clima está muy tenso. Se necesitan soluciones inmediatas, urgentes. La prioridad, hoy, es ganar. Como sea. El próximo compromiso será ante Almirante Brown, en Isidro Casanova. Un rival con pocos goles en contra, que será más que difícil para este Huracán de poco poder ofensivo. Jugadores y Cuerpo Técnico deberán trabajar mucho. La CD deberá tomar cartas en el asunto arbitral. Y los hinchas debemos manterneos fuertes y unidos, porque es la mejor forma en la que podemos ayudar en este momento.
Huracán: Islas; Danelón, Mancinelli, Domínguez, Minici; Busse, Villarruel, Barrientos, Martínez; Milano y Barrales.
DT : Juan Manuel Llop.
Independiente Rivadavia: Ayala; García, Agüero, Vera, Alvacete; Sena, Longo, Brítez Ojeda, Toledo; Gómez y Píriz Alves.
DT: Claudio Del Bosco.
Árbitro: Fernando Rapallini.
Estadio: Tomás Adolfo Ducó.
Cambios: 15 ST – Defederico por Busse; 18 ST – Sbuttoni por Vera; 20 ST – Oviedo por Milano; 23 ST – Ferradas por Gómez; 31 ST – Bustos por Danelón; 36 ST – Guerra por Brítez Ojeda.
Goles: 12 ST – Píriz Alves.
Amonestados: 37 PT – Milano; 4 ST – Vera; 12 ST – Longo; 37 ST – Guerra.
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