Huracán jugó mal, no pudo descifrar al rival y perdió por la mínima diferencia ante Patronato en el Ducó. Marcos Díaz, que atajó un penal, falló en una salida y lo que era un centro sencillo de descolgar terminó adentro del arco. Frank Kudelka fue expulsado por protestarle a Pablo Díaz, el árbitro del partido, que tuvo un pésimo desempeño.
Foto: Daniel Méndez
Hace dos semanas, en la primera fecha, Huracán dio que hablar por su gran rendimiento colectivo y el buen circuito que lograron todos sus jugadores. Ayer, sin embargo, el duelo ante Patronato se definió por protagonistas individuales. Fue la noche de los Díaz. Por un lado, Marcos se vistió de héroe y villano. El arquero quemero contuvo un penal -casi un calco del ejecutado por Montenegro en Avellaneda, meses atrás- y también el rebote. El uno, diez en reflejos. Pero pocos minutos después de la hazaña, un error de cálculo y un manotazo al aire permitieron que el conjunto visitante se adelantara en el marcador.
Por otro lado, Pablo. El referí llegó al Ducó con un antecedente poco alentador para la parcialidad local, había dirigido al Globo en doce ocasiones y en solo dos de ellas los de Parque Patricios se habían quedado con los tres puntos. Su mala actuación se percibió desde temprano, cuando retractó un tiro de esquina en saque de arco sin consultar a los asistentes. La mano blanda del juez dio el visto bueno tácito al Patrón para abusar de las faltas. El partido se detuvo una y otra vez, más aún tras el gol, y el Globo entró en el peor de los escenarios. Desesperado, cayó rápidamente en el apuro del pelotazo, desarmó peligrosamente las líneas y padeció la carencia de ideas de Toranzo, que estuvo desconocido.
La derrota fue un tirón de orejas, un llamado de atención. No hay partido que se gane en la previa, con la camiseta ni con la jerarquía de nombres. «No vamos a golear todos los partidos ni vamos a ascender en la primera rueda», aclaró con tino Kudelka en la conferencia. No se equivoca, si hasta las rosas vienen con espinas. Afortunadamente, Huracán tendrá pronta revancha. El próximo martes, Sportivo Belgrano de Córdoba buscará vencer al equipo más grande y mediático de la zona. El Globo, por su parte, deberá reencontrarse con la humildad que lo caracterizó durante el último semestre y el fútbol que pretende, ese que supo desplegar ante Temperley, ese que quieren ver propios y ajenos.
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