Los primeros partidos de la Copa Argentina, cercanos a la expedición por Estados Unidos que dejó otra vez a la Selección en el umbral de la consagración, le vinieron como anillo al dedo a la AFA. En plena performance circense desde el inolvidable 38-38 y a la espera de la disolución del contrato con el Gobierno por los derechos de televisación, nada mejor que el fútbol, que todo lo tapa. Huracán fue uno de los que tomó la posta en ese barullo; se sacó de encima el aislado duelo ante Central Córdoba, disputado a más de un mes del inicio del torneo, y se quedó con un cheque por casi medio millón de pesos.
Por supuesto, la fecha de cobro del premio por la clasificación a 16avos de final de la competencia es incierta: los números de caja de la entidad madre del fútbol local, recientemente intervenida por la FIFA a través de una Comité Normalizador, están más rojos que las caras de los hinchas que tomaron General Paz para llegar al Florencio Sola. Pero a esa incertidumbre, decididamente pequeña si se considera la inyección de ingresos que el club recibirá por las partidas de Ramón Ábila y Cristian Espinoza, se le sumó la que dejó el triunfo sobre el conjunto rosarino. Sin los delanteros y laterales del primer semestre del año ni los volantes, lesionados o suspendidos, el Globo necesitó de un penal para imponerse por ventaja mínima.
Para muestras, sobra un botón: tan diezmado estuvo Huracán que tres juveniles -Norberto Briasco, Matías Juárez y Nicolás Femia- hicieron su debut absoluto y Diego Mendoza, según las declaraciones posteriores de Eduardo Domínguez, tuvo que volver a jugar antes de lo planeado. El entrenador habló poco del partido, pero se explayó largo y tendido en el reclamo por las dilatadas negociaciones para reforzar el plantel. La victoria y pase de ronda en un certamen especial para los hinchas no convenció al DT, que no ocultó su preocupación por carencias y falencias que el rodaje no podrá corregir. Entretanto, Alejandro Nadur, en soledad, se ocupa de las incorporaciones, o del intento, mientras marcha con la manada de dirigentes que pretenden una Superliga para escapar de las superdeudas.
Foto: Daniel Méndez – cahuracan.com
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