El Club Atlético Huracán supo acomodarse en las diferentes competiciones que le tocó disputar este año, dejando un balance positivo, principalmente en el segundo semestre. Luego de haber obtenido la Copa Argentina en noviembre de 2014 y la correlativa Supercopa este año, el Globo consiguió, como consecuencia de estos dos títulos, la clasificación a las dos copas internacionales de América. Fue así que la temporada estuvo cargada de grandes desafíos para el conjunto quemero.
Los números del año 2014 habían favorecido al técnico Néstor Apuzzo, quien tomó las riendas del equipo tras la renuncia de Frank Kudelka: de siete partidos que dirigió, ganó seis y perdió uno. Sin embargo, el 2015 se tornó negativo para el DT, que, a pesar de ganar la Supercopa y así obtener el pase a la Sudamericana, quedó afuera de la Libertadores en la segunda fase y de la Copa Argentina en 32vos de final. Y, lo que era más importante aún, no lograba encaminarse en el torneo local. El 15 de agosto, tras el resultado desfavorable ante Nueva Chicago y la complicación en los promedios, finalmente presentó su renuncia acumulando así diez derrotas, seis empates y cuatro victorias en el torneo.
Los partidos con Apuzzo como DT:
Con el nuevo entrenador, inevitablemente llegó un cambio en el plantel. El defensor central y capitán del equipo, Eduardo Domínguez, se hizo cargo de la situación y pasó a ocupar el puesto de DT. A estas modificaciones repentinas y a las dificultades para mantenerse en la Primera División, se les sumó la participación en la Copa Sudamericana, en un segundo semestre que arrancó complicado. Los partidos pasaban y Huracán se veía cada vez más obligado a sumar puntos en el torneo local. Porque el objetivo principal fue en todo momento la permanencia en la categoría. Sin embargo, una buena actuación lo ubicó súbitamente en la final del certamen internacional.
En el epílogo de la temporada, los puntos alcanzaron para mantener la categoría y, enseguida, la gran meta pasó a ser la obtención de la Copa Sudamericana. En una de las series más trascendentes de los 107 años de historia, sino la más, Huracán consiguió empatar de local ante Independiente Santa Fe de Colombia y tuvo que disputar en Bogotá el título tan ansiado por todo Parque Patricios. Esta vez, tras otra igualdad en cero, el Globo no consiguió imponerse en los penales, tal como lo había hecho en el inicio de esta historia soñada, aquel 26 de noviembre de 2014 en San Juan por la final de la Copa Argentina.
Los partidos con Domínguez como DT:
A continuación, se detalla cómo Huracán abordó las distintas competencias, su estilo de juego, rendimiento, defensa, ataque y los principales cambios desde la llegada del nuevo DT.
En la última fecha con Néstor Apuzzo al frente del plantel, el equipo de Parque Patricios mostró signos de descoordinación defensiva y falencias individuales: salidas a destiempo de los marcadores centrales, errores en el despliegue de los laterales y escasa capacidad de producción ofensiva. Este último defecto no se justificó tanto en las características individuales de los futbolistas sino en la carencia de juego asociado y una idea clara.
El arribo de Eduardo Domínguez al puesto de entrenador implicó un cambio en el esquema más recurrente, que pasó a ser 4-2-3-1 con Ramón Ábila como jugador más adelantado. El resto del equipo trabajaba en el agrupamiento defensivo y comenzaba a presionar al rival de turno con intensidad adelante de la mitad de la cancha, dejándolo avanzar para generar espacios útiles para el contraataque, al mismo tiempo que facilitaba la tarea defensiva involucrando a su doble cinco.
Lo primero que buscó el nuevo técnico fue reforzar la zaga central. Federico Mancinelli terminó superando las expectativas con un gran nivel a la hora de cortar avances, sin importar quién fuera el adversario. Además, armó un tándem aceitado con el nuevo capitán, Hugo Martín Nervo, quien tomó las riendas de la línea de fondo y ordenó con inteligencia gracias a su visión, la de último hombre.
El Globo se planteó como premisa no disputar el balón de igual a igual con aquellos equipos que podían suponerse duros rivales y con mayor aptitud en la posesión y distribución. De esta manera, ante Lanús, River, Independiente y -por momentos- San Lorenzo (los primeros cuatro rivales por el torneo local), optó por agruparse de forma ordenada y compacta en el campo propio para buscar la salida rápida explotando la capacidad de pase de sus mediocampistas y la velocidad de Cristian Espinoza.
Por otro lado, las modificaciones que introdujo Domínguez también se apreciaron en la táctica y la preparación física. El criterio en la toma de decisiones, la variación de presión en cada una de las líneas, el ordenamiento de las mismas acorde a la situación de juego, la recuperación que proveyeron el doble cinco (Vismara-Bogado) y la dupla central (Nervo-Mancinelli), la inteligencia una vez recuperada la pelota para distinguir entre pases verticales u horizontales, el aprovechamiento de espacios y la velocidad en contraataques de Espinoza, la mejora en definición al arco del número 9, Ábila, y su capacidad de pivotear para lograr hacer tiempo hasta que lleguen sus compañeros, son algunas de las cualidades a destacar del nuevo Huracán.
En conclusión, Huracán terminó creando una identidad de juego, que por momentos se amolda al rival, pero que tiene en claro cuándo hay que tomar la iniciativa. El equipo de Domínguez busca tener el control del juego ante contrincantes de igual o menor envergadura; en caso contrario, intenta hacerse de la pelota recuperándola en mitad de cancha y esperando un contragolpe que aproveche la capacidad de pases largos al espacio por parte de Toranzo y Montenegro y la velocidad de Espinoza. Los errores más comunes recaen en los defensores laterales, aunque José San Román también tiene una arista ofensiva que sirve de apoyo a Espinoza sobre la derecha.
Huracán es un equipo desequilibrante por las bandas y ordenado en su columna vertebral. En su alineación de memoria, tiene un arquero que se luce frecuentemente (Díaz), una zaga central que creció en calidad técnica y brinda seguridad (Nervo y Macincelli), un doble cinco clave en recuperación y generación (Vismara y Bogado), un volante de creación de pegada certera en pase largo, en profundidad y diagonal (Toranzo o Montenegro) y un centrodelantero perspicaz (
El próximo año, Huracán disputará nuevamente la Copa Libertadores, en paralelo al torneo local y a la Copa Argentina. Por empezar, no hay que recaer en los mismos errores durante el mercado de pases. Llegó el momento de asentarse en el campeonato local, tomarle el gusto a las competencias internacionales y, desde esa base, animarse a plantear objetivos más ambiciosos, proyectos y planes de trabajo. Ya no es tiempo de improvisaciones.
El Globo encendió la mecha, ahora hay que saber volar.
Estadísticas 2015:
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