Huracán le ganó 2-1 a Atlético Tucumán en el Ducó, le quitó el invicto al puntero y escaló a puesto de ascenso. Toranzo y Ábila -de penal- marcaron para el conjunto de Kudelka, que volvió al triunfo tras tres partidos. Lucchetti, también desde los 12 pasos, descontó para el Decano.
Foto: Daniel Méndez
La victoria del sábado de Huracán dejó dos cosas en claro. Por un lado, Atlético Tucumán tiene material para justificar su liderazgo. El Decano fue protagonista durante varios pasajes del partido y tuvo ocasiones para llevarse algo de Parque Patricios. Por otro lado, el Globo tiene dos facetas de juego muy marcadas, totalmente opuestas, que se han alternado desde el comienzo del torneo. Ante el puntero de la zona, mostró ambas caras.
Media hora de su mejor versión le permitió al equipo quemero sacar la ventaja que luego le otorgaría los tres puntos. Cuando se enchufa, monopoliza la pelota, profundiza las bandas, lastima por el medio, defiende lejos de su arco. En otras palabras, logra un circuito casi imposible de cortar para el rival de turno. Ni siquiera el elenco de Rivoira, que llegó al Palacio como único invicto y máximo goleador del certamen, pudo hacerle frente a ese Huracán, que, al igual que contra Temperley, consiguió rápidamente la ventaja y desplegó todo su potencial.
Sin embargo, el descuento del combinado tucumano, a través de un tiro libre penal que concedió Mancinelli por falta sobre Menéndez, marcó un quiebre en el juego del Globo y, por ende, en el desarrollo del partido. Atlético creció, avanzó metros y buscó la igualdad. La ventaja por la mínima replegó al local, lo arrinconó contra su campo y contra su área, sobre la que llovieron innumerables centros. Tras el aporte de los de arriba en la mitad inicial, fueron Marcos Díaz, los zagueros centrales y Federico Vismara quienes, en el complemento, participaron y colaboraron de forma activa para alcanzar el triunfo. Un triunfo justo y necesario.
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